POESIA Y ROCK

En mi época de instituto no había nada que me gustase menos que la poesía. Uno que es de ciencias puras, lo pasaba realmente mal en las clases de literatura, y cuando además se trataba de poesía la cosa adquiría tintes dramáticos. Con el paso del tiempo fui aficionándome algo más a la lectura pero siempre con esa línea roja. En una conversación sobre el tema con una amiga, me decía que el problema era que no nos la habían enseñado bien…y qué razón tiene.

Y finalmente llegué a ella, y cómo no podía ser de otra forma en mi caso, a través de la música. Un buen día descubrí que la canción “Aunque tu no lo sepas” de Quique González estaba basada en un poema del mismo nombre de Luis García Montero. A partir de ahí empecé a cotillear en las redes, compré algunos libros y….hasta hoy.

Es maravilloso como pueden unirse un poema y una canción y lo pude comprobar hace unos días en la sala Alevosía de Madrid. Soy un seguidor incondicional de Rebeca Jiménez desde hace años y se presentaba nada menos que con Benjamín Prado. Durante casi dos horas nos regalaron trece canciones y diez poemas que consiguieron que el tiempo pasara volando dejándome con ganas de más. Especialmente potentes la fusión de “Nadie se salva” de Rebeca con “Tablón de anuncios” de Benjamín y “Nunca es tarde” de Benjamín con “Despertarme contigo de Rebeca”

Otra vez un día gris, y no sólo en lo meteorológico, acabó de la mejor manera posible gracias a la música…y ésta vez también a la poesía.

Pero mira esa gente sin trabajo,

el dolor,

la injusticia,

las guerras,

el expolio,

la opresión,

el cinismo,

los pactos de silencio…

Mira cómo funciona

el negocio de la desigualdad:

para que sigan llenas algunas cajas fuertes,

tiene que haber millones de neveras vacías.

(Extracto de “Tablón de Anuncios” del libro “Ya no es Tarde”. Benjamín Prado)